Se presume que el poblamiento más antiguo de Sant Cugat del Vallès tiene lugar en el periodo Calcolítico. Este periodo está ubicado entre los años 2500 y 1800 aC. Los hallazgos de un recinto funerario de este periodo en el yacimiento de la Cueva de la Torre negra corroboran la información inicial.
En el lugar donde se encuentra actualmente el Monasterio de Sant Cugat del Vallès, se encontraba una fortaleza romana hacia el siglo IV. Esta fortaleza, conocida luego como Castrum Octavianum, se encargaba de proteger el cruce entre la Vía Augusta con la vía de Egara a Barcino. Según la tradición cristiana, en este lugar, en el año 313, fue martirizado Cucuphas, quién llegó de África para predicar la fe cristiana en el territorio romano. Este acto hizo que, con el paso de los años, este lugar se convirtiera en un espacio de culto de la religión cristiana.
El Monasterio de Sant Cugat del Valles fue construido entre el siglo IX y XIV. Su edificación
se inició con la unión de una pequeña basílica con un espacio que albergaba las reliquias de San Cucufato y una pequeña comunidad de monjes. Esta construcción contribuyó al crecimiento del pueblo en la edad media. En el siglo XII se comienza a concentrar de forma permanente población en Sant Cugat.
A finales del siglo XVIII la revolución industrial, basada específicamente en el textil, llena de prosperidad a Sant Cugat. Iniciando el siglo XVIII con 400 habitantes y terminándolo con casi 1000 habitantes.
Durante todo el siglo XIX Sant Cugat del Valles se transformó. Los cultivos de cereales fueron siendo sustituidos progresivamente por el cultivo de viña. Esta transformación del campo significó el incremento de la población. Se pasó de tener 800 habitantes en el año 1820 a tener 2550 habitantes en el año 1877. Dicha prosperidad hace posible que a finales del siglo se evidencian cambios como el incremento de la construcción, la colocación de fuentes en las calles, la construcción de carreteras y la llegada del alumbrado público.
En 1877 se construyó la carretera de Gracia en Manresa y esto trajo consigo un enorme cambio en el municipio. Esta carretera tan necesaria les permitía a los habitantes de Sant Cugat del Vallès transportar sus productos. Dicha carretera representó una aproximación con Barcelona que se convirtió en un gran interés de los barceloneses por Sant Cugat convirtiéndolo en un lugar de veraneo y salidas. La llegada del tren a Sant Cugat en 1917 significó un hecho histórico e implicó un despegue económico inminente del municipio.
En el año 1978 Sant Cugat del Vallés se convierte en ciudad y sus habitantes eligen en el año 1979 al primer alcalde democrático desde la segunda República. La llegada de la democracia implicó un cambio radical para la ciudad que ha crecido de forma imparable hasta convertirse en la potente ciudad que es actualmente.
Actualmente cuenta con una población de 91.006 habitantes y está formado por cinco distritos: San Cugat núcleo, Mirasol, Valldoreix, La Floresta y Las Planas.